Texto de Hugo Savino
para la presentación en Madrid y en su carácter de traductor, del libro de
Henri Meschonnic Spinoza poema del
pensamiento.
Henri Meschonnic:
Spinoza inventó su
pensamiento en latín.
Meschonnic lee la Biblia a partir del principio spinoziano
de la historicidad radical de la vida y del lenguaje, contra su sacralización.
Lo divino en la Biblia es principio genético de la vida, principio que se
cumple para todos los vivientes. [Si lo teológico se apropia de
lo divino por medio de la religión lo vuelve principio trascendente, Spinoza
supo hacer de lo divino una inmanencia radical (Deus sive Natura).] (Diego Sztulwark)
No soy
spinozista, sino spinoziano, al igual que, cuando digo que hay que pensar Hugo, o pensar Humboldt, empleo estas palabras no como complementos de
objeto, sino como adverbios: a la manera de. Trato entonces de “pensar Spinoza”, de entenderlo desde el interior,
de pensar continuando a Spinoza. (Henri Meschonnic).
“Lo que digo
en [este libro] supone una comprensión desde el
interior y una afinidad, una proximidad muy grande. De ahí esta noción de “poema” en el título de mi
libro. Para escribirlo, además, hice el esfuerzo de releer todo
Spinoza en latín. Yo que no soy filósofo, partí de una frase de
un spinozista de renombre que afirmaba: “Spinoza escribe en latín, por lo tanto
no tiene ninguna lengua.”
Y esto es un clisé cultural que, como todo clisé, tiene las
apariencias de la verdad. (Henri Meschonnic)
Henri Meschonnic se
presentaba como: poeta, teórico, traductor. Esos tres escribieron todos sus
libros. Inseparablemente. Incluido este Spinoza poema del pensamiento.
Una de sus divisas fue: cuanto más singular más plural se es.
Así que: “el poeta es
poeta cuando no sabe lo que hace. El teórico es teórico cuando reflexiona sobre
lo que no conoce. El traductor es traductor cuando da a oír lo que hace un
poema y no solamente lo que dice. Oír lo que la traducción corriente borra.”
“Los tres”: el poeta,
el teórico y el traductor, “tratan de encontrar las preguntas que las
respuestas de lo cultural borran.”
Cuando traduje este
libro tuve en cuenta esta tríada. Y una frase de Paul Claudel que justamente oí
leyendo a Meschonnic: “Escucho. No siempre entiendo. Pero igual respondo.” Claudel
lo dice en su propia traducción de los Salmos.
Y sobre todo tuve en
cuenta mis clisés ( o más bien saltaron, se hicieron presentes) sobre Spinoza,
y mi ignorancia de Spinoza. También pensé en la cita de Bachelard: “lo que es fácil
de enseñar es inexacto.” Me la desvié: “Lo que es fácil de traducir es inexacto”.
Hice una lista de citas de Meschonnic y de citas que usaba Meschonnic, más
algunas que vienen de escritores argentinos. Néstor Sánchez y Ricardo Zelarayán,
ellos dos especialmente. Meschonnic es un escritor, un poeta de citas en el
bolsillo. Las recoge como perlas, las pasa por la boca, y arranca.
Consulté cada vez que
lo necesité las traducciones de Spinoza que hizo Atilano Domínguez. Y siempre
al alcance de la mano dos libros: Vidas de Spinoza (De Jean Colerus
(1706) y de Lucas (1735)) y el libro de Uriel da Costa: Ejemplo de una vida
humana. Como lectura argentina para embalar la traducción, tres autores: Macedonio
Fernández, Néstor Sánchez y Ricardo Zelarayán. Y tuve dos amigos en el poema,
como diría Henri Meschonnic, que
pusieron el oído y me ayudaron con esta traducción: Diego Sztulkwark y Pablo
Ires. Pablo leyó cada entrega e hizo intervenciones que siempre acepté.
Este libro es
incontable. Y está en la línea de ese descubrimiento tardío de Meschonnic: uno
no sabe lo que hace. “Aprender”, para él, “es entender que no se sabe lo que se
hace. Y eso requiere una crítica de todos los saberes.” Busca el Spinoza que no
conoce. En el mismo movimiento busca su propio desconocido. Meschonnic no se llevaba con el realismo. Así que no
estamos frente a un relato. No es un repaso de lo conocido o de lo dicho sobre
Spinoza. No es un libro sobre Spinoza, como dije, no es un relato, es un
recitativo con Spinoza. Y necesariamente una discusión con los libros que leyó para
escribirlo.
Entonces, en este
traducir, descubrí que “Se escribe para reinventar cada vez una “vida humana”,
en el sentido de Spinoza en el Tratado político, es decir una vida que
se define no solamente por la circulación de la sangre, que se comparte con los
otros animales, sino por la verdadera fuerza y la vida del espíritu. Son las
propias palabras de Spinoza.” Y cito las propias palabras de Meschonnic.
Y otra cita,
fundamental, esta vez de Benveniste: “El lenguaje sirve para vivir.”
La obra de Meschonnic
es una proposición para no dejarse convencer, nunca. No hacerse eco de las retóricas.
Es también la proposición de trabajar contra los borramientos de lo cultural:
hasta con el humor. Y hasta con el resentimiento, llegado el caso. La tarea de
la cultura organizada consiste en borrar las singularidades. Y eso estará siempre ahí. Pero también es
verdad que el pasado siempre está abierto. Basta con que haya uno que se
atreva. Que lo rasque un poquito.
Alguien poco prudente. Como Spinoza. Meschonnic cita el ejemplo del “crítico inglés
Alan Boase, aficionado a los poetas metafísicos, […] que redescubrió a Maurice Scève. Lo reeditó
en 1949 en Ginebra. Como se ve… El pasado es imprevisible. En cuanto al lazo
con él, no puede haber una respuesta simple.” Y esta posición atraviesa todo su
Spinoza.
Es verdad que el mundo empezó algún día, ahí lo
cultural tiene razón, pero buscamos el origen y solo encontramos el
funcionamiento. Y ahí, lo cultural se desespera. Pero el ritmo es anterior al
uso religioso del poema. Para Meschonnic el acontecimiento es el advenimiento
del ritmo, enfrente está la lucha de lo cultural por domesticarlo. “El ritmo no
es elitista. Cada uno tiene de él su parte y todos lo tienen por entero.” (Meschonnic).
La cita de Spinoza: “Y
en realidad, lo que puede el Cuerpo, nadie hasta aquí lo ha determinado, es
decir, a nadie hasta aquí la experiencia le ha enseñado, lo que el Cuerpo por
las solas leyes de la naturaleza, en tanto que ella es considerada solamente
corporal puede hacer, y lo que no puede hacer, a menos que sea determinado por
el Espíritu.” (Ética III, proposición 2, trad. Henri Meschonnic), es
conocida, pero hay que verificarla cada vez y uno por uno, esa es la fuerza que
le otorga Meschonnic. Cada lector de Spinoza la pone en el tiempo. La
despliega, la enrosca, se la desvía. Meschonnic discute con otras traducciones,
no las impugna, las lee, reconoce su necesidad “porque si hay principios
diferentes, no hay monopolio de un significante. Tampoco niega el enraizamiento
judío de su trabajo.” (Guy Petitdemange).
Escribir Spinoza
es para HM traducirlo a su vez, entrar en las traducciones previas y en los
comentarios sobre Spinoza – leerlo en
latín y cruzarlo con las otras traducciones. Y escribir sus propias
traducciones. Nombrarlo Poema del pensamiento es mostrar “el trabajo de
un poema”: y para Meschonnic un poema es “lo que un cuerpo le hace al lenguaje.”
(Vivre poème). El trabajo de una traducción es mostrar ese hacer.
Ese hacer está ligado al ritmo. A “la belleza afectiva”. “El mantenimiento
mismo del afecto en el concepto es aquello en lo que consiste la presencia o la
actividad del sujeto. / Es lo que hace posible mostrar que hay, en el latín de
la Ética, una prosodia del pensamiento. El latín de Spinoza, es el
lenguaje de su subjetivación. Es en latín que se convierte en el sujeto que es.”
(Spinoza Poema del pensamiento).
Y Meschonnic se
convierte en el sujeto que es en el francés. Toda su subjetivación se hace ahí.
Y en el cruce de las lenguas que lee. El hebreo, que aprendió solo, el latín de
Spinoza, y el ruso del Mandelstam del Estado y el ritmo. Texto capital
en la obra de Meschonnic.
Así como Beckett es
Beckett en francés-inglés / inglés-francés. Ida y vuelta. Y Jack Kerouac es el sujeto que es en
ese inglés que él mismo, dice, traduce del francés franco-canadiense de su
infancia.
Cada uno tiene el
lenguaje de su subjetivación. Un sujeto es algo más que un fragmento de la
humanidad, es la humanidad entera. El Spinoza es otro tramo en la lucha de HM
contra el realismo lógico. Por eso su lucha en contra del relato y a favor del
recitativo. Del poema: “La estética es la muerte del poema, o, peor aún, una condición
de pensamiento tal en la que el poema todavía no ha podido nacer.” (Meschonnic). El
recitativo es la fuerza de no dejarse comer por el relato. Mucho más en estos
tiempos realistas en que da la impresión
de que el relato es todo lo que la literatura sabe hacer (Meschonnic). Por la
ambición reinante de darle un estatuto definitivo, o religioso, a todo lo que
se piensa. El relato es la normalización de la sintaxis, tal como se ve en la
mayor parte de las traducciones. Y es una “noción, [la de relato], que ocupa
todo el campo llamado literario.” (Meschonnic)
“Spinoza no se
preocupaba en pensar el poema, pero, en su manera de pensar la vida humana, se
acerca al poema.” De ahí el título de este libro. Y HM insiste en la expresión “vida humana” que “se emplea dos o tres veces en
la Ética.” Y para él
“se trata de un lenguaje codificado. Una vida humana es el título del pequeño libro de Uriel da Costa, amigo excomulgado antes que él y que se
suicidó. Es una autojustificación, cuyo título en latín es Exemplar humanae vitae. Por lo tanto veo, en la repetición de esa expresión, el combate de
lo vivo contra lo teológico-político que mató a Uriel da Costa. La vida humana, en Spinoza, implica este combate contra lo teológico-político.” (Meschonnic)
Así que “el acto
de pensamiento, el acto de lenguaje, es un acto ético, a través de lo cual es
un acto poético, a través de lo cual es un acto político.” Y un traductor debe
hacer presente esta serie cada vez que traduce. Ya que “Una traducción es un
acto de lenguaje.” (Poétique du traduire)
Para HM en “la
disidencia de Spinoza encontraremos una ayuda para pensar lo teológico-político
como el enemigo mayor del hombre libre.” (Spinoza Poema del pensamiento)
Debe tomar nota
de que traduce la “Implicación recíproca entre lenguaje y pensamiento.”(Spinoza
Poema del pensamiento). No traduce un léxico. Traduce una puntuación, un
discurso, no una lengua. Si no, está a favor del mantenimiento del orden, tiene
que traducir contra lo cultural, contra la normalización de la sintaxis y de la
puntuación. Contra la noción de genio de la lengua. Y a favor del ritmo.
Hugo Savino